Estamos para acompañarte en todo momento.
¿En qué podemos ayudarte?
Ponte en contacto con nosotros, da clic en el botón de abajo.
Cuando hablamos de muerte indudablemente pensamos en un cuerpo inerte, de color azulado, un funeral, un cortejo y la ausencia. Sin embargo, desde el momento en que nacemos enfrentamos pequeñas muertes, pérdidas y así vamos por la vida con duelos constantes sin darnos cuenta de que esas pequeñas cosas que vamos perdiendo representan crecimiento en nuestra vida.
Jorge Bucay en el libro El camino de las lágrimas, realiza una reflexión sobre las pérdidas que vamos teniendo a lo largo de la vida, personas que se van y no porque mueran, solamente ya no forman parte de nuestro camino; situaciones, empleos, hobbies, la edad, vivencias, el quién somos y claro, todo implica dolor, “este cambio sea interno o externo conlleva SIEMPRE un proceso de activa adaptación a lo que tiene de nuevo lo diferente y a lo que tiene de diferente lo nuevo, aunque sea mejor. Este proceso se conoce con el nombre de “elaboración del duelo” (Bucay; 2012:13), por lo tanto, la vida es un constante duelo.
Como cuando concluye el primer noviazgo es un dolor indescriptible, crees que ya no querrás a nadie más porque creemos que vamos a estar juntos siempre, pero pasa el tiempo nuevas personas llegan y con ellas nuevas experiencias; nuevos duelos.
Dejar a los amigos porque cada uno eligió una carrera diferente, irte a la ciudad a estudiar la Universidad, son pequeñas muertes, dejar tu primer empleo, tu primer departamento que convierten en pérdidas necesarias que nos van a acompañar toda la vida y estás pérdidas siempre van a ser un constante en nuestras vidas, son formas de “conciencia inevitable” (17); todas las pérdidas necesarias nos llevan a un crecimiento individual, crecemos a través de ellas, “somos quienes somos gracias a todo lo perdido y a cómo nos hemos conducido frente a esas pérdidas” (18).
Toda pérdida nos conecta con el dolor, con el camino de las lágrimas, que nos enseña a aceptar el vínculo vital que existe entre las pérdidas y las adquisiciones. Este camino señala que debemos renunciar a lo que ya no está y eso es madurar” (18), es decir, somos el resultado del crecimiento y del desarrollo de cómo enfrentamos las experiencias penosas.
La impotencia, la desolación, el enojo, el vacío, el dolor, la angustia, el desconcierto y la nostalgia son emociones que enfrentamos para superar una pérdida, sólo desde la frustración es como evolucionamos y crecemos, darse el permiso de experimentar cada emoción es parte de sanar, afrontarlas y superarlas nos llevan a ese crecimiento.
El camino de las lágrimas como describe Bucay el camino de la vida se compone de dolor, tristeza y superación, pero hay puntos antes de la superación que es el sufrimiento y la negación. Cuando caemos en negación no hay avance, el dolor solo se posterga afectando otros componentes de la vida; en cambio el sufrimiento es parte de la lealtad consciente con lo ausente que lo hace visible. Vivir el duelo por la pérdida tiende a la aceptación y a la armonización de nuestra realidad interna y externa.
Hemos escuchado a personas mayores decir que la vida duele, duele la identidad, duele el cuerpo, duele la soledad, duele el dolor de la familia y amigos, duele el alma, el pasado, el presente y el futuro, pero a pesar de todo el dolor de la vida, la muerte de un ser querido es la experiencia más dolorosa.
Sobre todo, si es un miembro de la familia de origen como padres, hermanos o hijos el dolor es tan conmocionante, y el duelo se vuelve más difícil de llevar ya que toda la familia está sufriendo. La peor parte de estas pérdidas están en las celebraciones porque todo se inunda de recuerdos.
Ante duelos tan difíciles lo mejor que tenemos es conectar con la lucha, con el deseo de seguir, con las ganas de vivir a pesar del dolor y del temor; recordar porque vale la pena vivir la vida.
El dolor, al final, va a enseñarnos a darle un sentido nuevo a la vida, a cambiar valores y prioridades; trilladamente se dice qué el tiempo todo lo sana, es cierto al final solo con “el tiempo se supera la muerte de la persona amada. Y llega el día en que puedas decir que la vida continúa y que te sientas feliz de estar vivo, sin necesidad de olvidar a quien ya no está” (107).
Como seres humanos hablar de la muerte siempre es difícil, pero no tomamos conciencia de esas muertes diarias que enfrentamos; como aquellos que están lidiando un divorcio; la jubilación por vejez, que raramente se piensa como un duelo, sin embargo, representa la muerte de una etapa de plenitud, de logros laborales y es sinónimo de dependencia forzada; lo mismo pasa con el duelo ante la pérdida de la salud, entramos en negación; debemos permitirnos vivir el duelo de cada muerte para descubrir constantemente lo nuevo que nos trae la vida.
Al final todos sabremos cómo recuperarnos de un duelo, y que al igual que una herida o un dolor de estómago solo se necesita tiempo, el deseo de seguir viviendo a pesar de las circunstancias, entender que nada es eterno y que el único camino para terminar con las lágrimas es a través de ellas.
REFERENCIAS
Bucay, Jorge (2012). El camino de las lágrimas [archivo PDF]. https://acortar.link/XQpAnv
Clínica GALATEA (octubre, 2019).¿Qué es el duelo? https://acortar.link/nuyYS
Vargas Solano, Rosa Elena (sep. 2003). Duelo y pérdida. Scielo. Medicina legal de Costa Rica. https://acortar.link/KZPo7W
Figueroa, María José, Rebeca Cáceres, et. al. (sep. 2020). Duelo. Manual de capacitación para acompañamiento y abordaje de duelo [archivo PDF]. https://acortar.link/BBTvsi
Segal Jeanne, Ph.D., Melinda Smith, et.al. (febrero, 2024). Pérdida y duelo. Cómo sobrellevar la pérdida y el duelo. HelpGuide. https://acortar.link/yTxNWk
“La muerte no es la mayor pérdida en la vida. La mayor pérdida es lo que muere dentro de nosotros mientras vivimos”. Norman Cousins